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Chui Mo / Sumi-e/Zen

El Chui Mo / Sumi-e se originó en China en el siglo V, se sabe que en Japón hizo su aparición a mediados del siglo XIII por medio de los monjes de la secta Zen que tenían como hábito la meditación y compartían con el sumi-e la interpretación de la naturaleza.

A lo largo de la historia el hombre ha intentado entender su propia naturaleza,  observarla e internalizarla. En esta constante lucha por expresar las ideas en un lenguaje práctico, surge el ‘Sumi-e’ que es un arte subjetivo; “Estilo de pintura contemplativo”. Este tipo de pintura trata de captar la energía y esencia del modelo a través de la contemplación y meditación, para así, encontrar la manera de ser uno mismo con la naturaleza. El ‘Sumi-e’ puede ser considerado como una filosofía, la cual conlleva a un proceso personal, a través del cual, se deben desarrollar diferentes virtudes como: disciplina, paciencia, armonización y sensibilidad.

El principal objetivo del Sumi-e es el de integrar el cuerpo físico (postura para pintar), el cuerpo emocional y el cuerpo mental (relajación), en este proceso podemos lograr la  manifestación del espíritu del que pinta.

Este tipo de pintura es subjetivo ya que está basado en la observación simple; al percibir el modelo, reflexionamos y la expresión se hace a través del sentimiento.

La expresión libre y los movimientos del pincel reflejan fielmente el carácter y personalidad del autor.

A través de la pintura se puede llegar a comprender la razón de la naturaleza y amándola nos capacitamos para amar las bellezas naturales y los seres vivos.

En el ‘Sumi-e’, es muy importante ser espontáneo, no reflexionar ni repetir ningún trazo ni retoque, ya que una vez ejecutados los trazos, no se pueden adaptar a un hecho anterior. Es imperativo que el artista siga su inspiración espontánea, ya que si la lógica y la razón interfieren entre el pincel y el papel se desvanece la energía del ‘Tao’.

No es el objetivo del ‘Sumi-e’ reproducir perfecta ni imperfectamente, básicamente busca el equilibrio de vacío-lleno, cielo-tierra, utilizando la creatividad en composición y tonos de un solo color (negro), busca también captar la esencia del modelo.

La mirada del pintor se vuelve hacia el interior, asimilando los fenómenos externos; los efectos de la tinta y del gesto, son la expresión de los matices de su alma. Al poner tanta atención en los tonos de un paisaje, de un bambú, de una hoja, el pintor expresa en realidad, sus propios estados de ánimo

El proceso del artista para plasmar un paisaje o el tema de su elección es primeramente relajarse, contemplar el paisaje, reflexionar, internalizarlo, pero el acto de pintar lo realiza tranquilamente instalado alcanzando así el objetivo principal que es el ‘Tao’.

El orden natural, la naturaleza misma  y su manera de “ser”, lo que los chinos llaman armonía del cielo-tierra.  Y a través de esta armonía, de este equilibrio, aparecen Yin-Yang la energía cósmica o fuerza vital.

El Yin-Yang es el todo, el cielo y la tierra, el cosmos, todos los seres y todas las cosas. En el sumi-e es la relación de los tonos, de la luz manifestada por la tinta ‘sumi,’ tinta negra monocroma, es la expresión del gesto; fuerte, débil; riguroso, suave; firme, inseguro; intencional, sin intención; definido, indefinido…

El mismo paralelismo encontrado en el cerebro, hemisferio derecho y hemisferio izquierdo, es el yin-yang de gesto, de la tinta en el papel, el mismo equilibrio, la misma conexión, la misma armonía, cielo y tierra, se encuentran en nuestro cuerpo.

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Amor

Expresión Zen realizada bajo los preceptos del Sumi-e/Zen la cual explora los secretos del interior en el momento mismo de llegar a la vida.

 

¿Te interesa un taller de Sumi-e?​ 
escribeme a: pilarhinojosacordova@gmail.com​

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